El agua caliente calienta al agua fría. Un principio como éste, tan evidente en nuestras vidas desde niños, ha encontrado una nueva aplicación tecnológica para nuestros hogares.
Consiste en un eficaz intercambiador de calor que aprovecha el calor residual del agua caliente para calentar el agua fría.
Este tipo de dispositivos ha sido utilizado con frecuencia en la industria, tanto para calentar como para enfriar fluidos. La novedad del presentado ahora es que puede instalarse en cualquier casa de una forma sencilla.
Los estudios sobre el consumo de energía revelan que entre un 20% y un 30% del total, en una familia, se emplea en calentar agua.
El invento puede ayudar a rebajar la factura de la luz, y también ayudar a conservar el medio ambiente si se utilizara masivamente.
Es un sistema sencillo que consiste básicamente en varias bobinas de cobre enrolladas alrededor de un tubo también de cobre que recubre el tubo de desagüe. La principal característica es que su capacidad de intercambiar calor es elevada.
El sistema funciona bastante bien debido a que al descender por un tubo el agua tiende a pegarse a las paredes, por sus peculiares características físicas y químicas. Por el exterior de las paredes y de forma ascendente circula el agua fría que recibe el calor.
Los cálculos que dan los fabricantes es que con este sistema se puede ahorrar un 10% en la factura de la luz, que los costes de instalación se amortizan entre 2 y 6 años; y que las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera descienden en una tonelada métrica anual en una familia de cuatro miembros.
En este vídeo se puede ver una presentación del producto.
Actualmente se comercializa en algunos países.
¿Utilizaremos en un futuro cercano todos sistemas similares a éste en nuestras casas?
¿Por qué no se ha desarrollado, comercializado y hecho obligatorio su uso antes; como ha ocurrido con los sistemas de ahorro de agua en cisternas?
Via:
renewability.com